A muy buen ritmo los trabajos de limpieza y recuperación de los antiguos baños termales

En la provincia de Guadalajara hay jardines históricos muy interesantes, pero quizá los menos conocidos sean los del Balneario de Trillo. Desde 2005 están inventariados como elemento patrimonial, pero ello no ha servido para garantizar su buena conservación, ya que la empresa adjudicataria del nuevo balneario descuidó totalmente dichos jardines.

El pasado septiembre, el  Ayuntamiento de Trillo puso en marcha una limpieza de aquel entorno, acometiéndola con personal municipal. Como la zona figura como área protegida por Patrimonio Histórico, hubo que encargar un estudio arqueológico. Y es que con la nueva Ley de Patrimonio de CLM, un desbroce en un Jardín Histórico como el del Balneario Carlos III es considerado una intervención arqueológica. Se trata concretamente de una actuación del tipo “Acondicionamiento previo y limpieza” (Art. 49.3 a. Ley 4/2013 del Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha). Los directores de la intervención arqueológica son los hermanos arqueólogos Antonio y Juan Carlos Batanero Nieto. El objetivo fundamental de la actuación es frenar el deterioro que produce la vegetación en la finca. La actuación sobre los muros del jardín y los restos arqueológicos de la finca se centra en dejar visibles los alzados para valorar el estado de conservación de los mismos, y conocer las fases constructivas. Información imprescindible por si en el futuro se desea realizar una restauración. Pero en la práctica se está  llevando a cabo algo más que un desbroce, pues han sido años de acumulación de vegetación, tierra, basuras, escombro, etcétera. Además, se están desatrampando algunas canalizaciones antiguas, y se tiene pensado hacer drenajes áreas inundadas. Y es que en la finca aún existen manantiales termales en funcionamiento, que emergen junto a los restos arqueológicos. 

Por el momento se podría decir que se está dejando la finca tal como quedó en los años 80, cuando pertenecía al Sanatorio Nacional. Por entonces, siendo director del sanatorio D. Juan Luis García Ochaita y por la iniciativa del administrador D. Carlos Andreu Gustems, se llevaron a cabo diversas acciones para descubrir algunos restos, canalizar fuentes  y recuperar el jardín. 

Pero, actualmente, empleando la metodología arqueológica, se están descubriendo algunos restos que llevan ignorados al menos desde el final de la Guerra Civil (1939), como el edificio del Baño de la Condesa. Se trata de una fuerte construcción, edificada en 1777, que se asentó sobre una roca del río Tajo, aprovechando el manantial que emergía en la misma orilla. Un edificio que ha pasado desapercibido por no ser visible, pero que resulta muy interesante.

En definitiva, aunque no se está llevando a cabo una restauración, al final de la intervención se desea dejar canalizados los manantiales, limpios y protegidos los restos y una serie de recorridos señalizados, que servirán para recuperar el verdadero valor del Real Balneario Carlos III.